Daniela Fonseca: el oro que se encuentra en el camino compartido
Lirians Gordillo Piña
¿Qué está pensando esa muchacha? ¿Qué siente y no le dice a nadie? ¿Cuánto trabajó para llegar ahí? Me hice estas preguntas cuando vi las imágenes de Daniela Fonseca, la tenista de mesa de 18 años que en abril pasado clasificó a los Juegos Olímpicos de Tokio.
Las imágenes de Daniela saltando de alegría o con las manos en el rostro luego de su clasificación se compartieron en los medios de prensa de la isla y en las redes sociales de quienes aman el deporte en Cuba. Fue la entrevista publicada en Cubadebate el texto que nos dio un primer perfil de esta joven matancera; nos acercó a su vida, a su fuerza y también a su sencillez. La Revista Muchacha debía tenerla en sus páginas y pudimos contactarla gracias a nuestro buen amigo y colega Jesús Muñoz Machín.
Daniela no dudó un minuto en decir que sí y en responder a nuestra curiosidad. Detrás de sus palabras está una niñez, adolescencia y primera juventud dedicada al deporte, con pasión y convicción, pero también con conciencia de los sacrificios que implica.
Si usted se deja llevar por una lectura desde el corazón va a encontrar mucha sororidad, desprendimiento y sentir profundo en esta entrevista. El deporte marca la vida de atletas, entrenadores, personal técnico y de apoyo, pero también de familias y amistades. Fuera de los reflectores que se encienden cuando llegan los resultados, hay toda una vida de sacrificios, una carrera larga de muchos relevos que también merece ser celebrada. De esto nos habla una jovencita de 18 años que sabe identificar el oro que se encuentra en el camino compartido.
Desde los nueve o diez años estás en el deporte ¿Cómo es la infancia y adolescencia de una atleta?
En relación a la infancia, los atletas no tenemos una infancia como el resto. Aunque nos guste, no podemos montar la bicicleta o estar corriendo de un lado a otro porque nos tenemos que cuidar de alguna caída o lesión. Desde muy corta edad debemos tener responsabilidad y madurez, que son necesarias para poder tener resultados y crecer en el deporte.
¿Qué ha sido lo más difícil y lo más placentero de estos años?
Pues lo más difícil de estos años ha sido la covid-19, principalmente estos dos últimos años. Aunque ha sido muy difícil, también ha sido bueno porque llevaba más de 10 años sin poder estar con mi familia más de dos meses y por la pandemia pude regresar a la casa un tiempo. El tiempo sin mi familia es lo más difícil en mi vida como atleta; no poder pasar más de dos meses con ellos en diez años. Mi mamá no me vio crecer, mi familia no vio mi niñez, ni mi adolescencia; ha sido muy duro estar siempre lejos de mi familia, prácticamente sola, hablando por teléfono con mi mamá en esos momentos en que la necesito.
Eres zurda y en el deporte hay toda una mística y análisis sobre el tema. ¿Cuánto te ha beneficiado o cuánto lo aprovechas en tu juego?
Ser zurda es algo muy bueno porque somos muy pocos los zurdos en mi deporte, como en otros. La pelota va diferente, con otro efecto y como la mayoría son atletas derechos pues me hace el juego un poco más cómodo; me ha favorecido mucho porque lo aprovecho al cien por ciento y me han salido bien las cosas.
Dice tu mamá que eres una guerrera desde que naciste y en tu joven recorrido deportivo has mostrado arrojo. Sin embargo, el arrojo, la valentía, el éxito, la fuerza y determinación son características asociadas y pensadas para los varones en una sociedad que todavía es machista. Dentro y fuera del deporte ¿Te has topado con frases y acciones que tratan de ubicarte en un lugar por el solo hecho de ser mujer y joven?
Pues la verdad no, no me he topado con una persona así. De toparme con alguien así, pues al final no sabe lo que dice, porque nosotras las mujeres podemos hacer todo y hasta mejor que lo que pueda hacer un hombre y todas somos capaces de hacer lo que queramos y lo que nos propongamos en la vida.
En las entrevistas que te han hecho has reconocido a varias atletas mujeres como tus referentes y no dejas de mencionar el apoyo de tu equipo y en especial a tus compañeras.
Hay una frase hermosa en la que dices “No me entrené en China o en Alemania, sino aquí en Cuba con mis compañeras, y eso dice de la calidad que tienen ellas también para hacerlo como yo”.
Eso nos conectó enseguida con la sororidad, que es el pacto, la solidaridad, el apoyo entre mujeres; es como una escalera, una ayuda a otra a subir y así…hasta el infinito… ¿Cómo has vivido tu esa sororidad?
Bueno siempre he tenido el apoyo de mis compañeras; cuando estoy mal ellas siempre están ahí conmigo porque soy una de las más jóvenes de la selección; la verdad, me han hecho fuerte. Es una experiencia muy linda tener compañeras que te apoyan; más allá de la rivalidad que tenemos en la mesa, fuera de competencia somos una, un solo equipo, y siempre nos estamos apoyando, incluso aunque tengamos nuestras diferencias.
Cuando jugamos en controles para formar equipo, lo damos todo para clasificar. Pero a pesar del resultado, la que no haga el equipo siempre está dispuesta a apoyar para que quien clasifique nos represente en la mejor de las condiciones, esté dispuesta a darlo todo y para que Cuba de lo mejor. Nos hemos apoyado siempre y así seguiremos siendo.
Daniela, ser una joven atleta te ha llevado a conocer distintas realidades. ¿Qué te llevas de esas experiencias, de esos paisajes y vivencias?
Pues tengo muchas experiencias de todos los viajes que hemos hecho, tanto buenas como otras que no me han gustado. Es una maravilla poder ver los paisajes de cada lugar, una oportunidad que muchos tal vez no tienen. Pero también una ve que en muchos países hay muchas riquezas, hay quien tiene dinero y hay también pobreza; más pobreza que riqueza. Por lo menos aquí en Cuba, por lo poco o mucho que tengamos, no hay personas tiradas en la calle muriéndose de hambre y en esos países pues cada vez que yo caminaba un poco, encontraba niños pidiendo dinero, familias en la miseria y eso es una experiencia que no me gustaría que viviera ninguna persona, porque todos somos seres humanos y es algo muy triste de ver.
Pero en cada viaje, siempre aprendo algo y es una experiencia única. Al finalizar los torneos pues siempre festejamos y hacemos nuestras propias fiestas en el cuarto, es muy lindo.
Al ganar en Rosario el boleto a las Olimpiadas, tu alegría y esa buena noticia se multiplicaron en esta isla. En medio de una pandemia y de la tensa situación que vivimos, tu victoria y tus palabras aparecieron en titulares, en comentarios en las redes sociales y en la calle. ¿Cómo has recibido todas esas reacciones y atención? Imaginamos han llovido las felicitaciones. ¿Alguna anécdota que quieras compartir?
Pues la verdad estoy impactada porque mi deporte no es muy visto en Cuba, aunque si en el resto del mundo. Ha sido muy lindo. Recibir cada palabra, cada mensaje, cada publicación o entrevista me ha llegado al corazón. Es algo lindo, algo que me gustaría que todas las personas y todos los deportistas lo sintieran, aunque no lleguen al resultado que quieren.
Cada deportista se ha sacrificado mucho por lo que hace. Hay quienes tienen la oportunidad de llegar y otros son afortunados de ver llegar a esa persona. Tengo muchas compañeras que no participaron en esta competencia, pero me han visto entrenando y compitiendo desde que tengo 11 años, ellas vienen conmigo, mi resultado es también el de ellas porque siempre han estado ahí y es algo que siempre llevaré en el corazón.
La verdad me gustaría que no solo vean el resultado de cuando uno llega, sino que vean todo el sacrificio que todos los deportistas hacemos, no somos primeras figuras todos, pero todos sí vivimos el sacrificio, lejos de la familia, lejos de las amistades, Cada uno de nosotros le hemos dicho a nuestros amigos: no puedo jugar, tengo que estudiar, tengo que entrenar.
