De la rosa y de la mar como el Escaramujo
Por: Zaida Fabars Abreu (Estudiante de periodismo de 4t0 año)
Infografias: Marilys Zayas Shuman
Fotos: Tomadas de internet

Cuando a todo lo que se junta para vivir y soñar le anteceden las ganas de cambio, surgen proyectos como Escaramujo[i], un espacio de convergencia que aboga por el desarrollo de la niñez y la adolescencia en Cuba.

Sobre las características del trabajo que desempeña este proyecto, Rodolfo nos habla:
“Escaramujo es un proyecto educomunicativo, de ahí que realice una práctica formativa con adolescentes que viven en situación de vulnerabilidad social y también con los universitarios estudiantes, egresados y profesores que van a coordinar esa práctica formativa con los adolescentes. También se realizan acciones que inciden directamente en el entorno comunitario, escolar y familiar de estos muchachos; a la par se desarrollan prácticas comunicativas e investigativas en estos entornos”.

Acercarse a adolescentes en condiciones de vulnerabilidad, es la principal misión de Escaramujo, ¿en qué ámbitos de trabajo se desarrolla?
“Trabajamos esencialmente en tres ámbitos: en escuelas secundarias; en talleres de formación en producción comunicativa — que son una especie de talleres vocacionales en los cuales invitamos a adolescentes que quieran aprender de Comunicación y de Periodismo — , y en Escuelas de Formación Integral (EFI), que son aquellas donde ingresan adolescentes cubanos que manifiestan conductas desajustadas o han cometido hechos que la ley tipifica como delitos; precisamente ese es el espacio de mayor vulnerabilidad en el que trabajamos, allí inició el proyecto en el año 2010, y es el espacio donde acumulamos mayor cantidad de prácticas formativas”.

¿Pudiera compartir alguna de estas historias?
Recuerdo con mucho afecto a un adolescente holguinero con el que compartimos en un taller en el año 2013.Venía de una familia disfuncional, su padre estaba preso, vivía con su mamá y tenía determinadas problemáticas sociales. Era un muchacho que era muy querido en la escuela, un líder tanto para las cosas positivas como para las cosas negativas, yen seguida tuvo gran empatía con el grupo de coordinación. Creo que su paso nos marcó. En apenas 15 días que estuvimos conviviendo en EFI construimos una reflexión muy fuerte con él, y ver cómo incorporó lo aprendido en Escaramujo, para nosotros fue muy importante.

¿El trabajo que desarrolla Escaramujo está enfocado desde una perspectiva de género?
Nosotros siempre tuvimos presente, desde los inicios, que debíamos incorporar la perspectiva de género pero no sabíamos cómo hacerlo realmente, y lo que se nos ocurrió fue en primera instancia hacerlo temáticamente, es decir, desarrollar un taller con la temática de género como eje central. Después nos dimos cuenta que tener un enfoque de género iba mucho más allá, y enseguida incorporamos esa perspectiva, primero a lo interno.
Somos un proyecto donde hay mayor cantidad de mujeres que hombres, e intentamos ser siempre equitativos, y dejando fuera cualquier prejuicio. No priman masculinidades hegemónicas, ni maneras machistas de entender la sociedad. Hay una manera muy honesta y transparente de vivir las feminidades y las masculinidades de cada cual.
A nivel temático tenemos incorporado en algunas experiencias puntuales el tema de género, y no solamente a nivel temático, sino que aunque sea otro tema el eje central, incorporamos una perspectiva de género o intentamos que el tema de género salga de alguna forma como parte de las reflexiones que propiciamos en los espacios.

¿Cómo los adolescentes se pueden acercar a este proyecto?
Nosotros generalmente hacemos los talleres en las EFI, donde ya sabemos que hay adolescentes que van a ir porque tienen determinada conducta desajustada y viven en determinadas situaciones de vulnerabilidad social, o en secundarias básicas ubicadas en escenarios complejos, barrios marginados, donde hay familias disfuncionales o una escuela que necesita un apoyo en cuanto a suplir determinada carencia de profesores.
Además convocamos una vez al año, o una vez cada dos años, diferentes talleres de formación en producción comunicativa; de hecho incursionamos, a raíz de la pandemia, en experiencias online. Hicimos cinco talleres en 2020, y en 2021 vamos por dos espacios similares, que han permitido que los adolescentes participen usando WhatSapp o Telegram.
La pandemia de la COVID-19 ha generado cambios significativos, tanto en nuestras vidas diarias como en el entorno profesional, ¿cómo ha enfrentado el Proyecto Escaramujo esta pandemia, qué acciones han desarrollado?

Obviamente la pandemia ha impactado. La mayor cantidad de acciones formativas que nosotros realizamos son presenciales, entonces de pronto hubo que repensarlas. No hemos podido visitar una EFI en época de pandemia, eso es una cosa que nos ha afectado. Del trabajo con otros adolescentes hemos podido realizar como te comenté siete experiencias virtuales.
El evento Adolescer tuvimos que hacerlo también en formato virtual, que si bien eso traía un grupo de limitantes, fue una fortaleza porque pudimos contar con una mayor cantidad de participantes. Ha sido un reto pero hemos sabido adaptarnos al nuevo escenario, aunque debo confesarte que se extraña mucho la presencialidad.

Este grupo de profesores, egresados y estudiantes universitarios llevan la premisa de generar cambios, compartiendo saberes y valores. Su misión: crear entornos favorables para la niñez y la adolescencia en Cuba. Ellos son de la “rosa y de la mar como el escaramujo”.
[i] Al preguntarle sobre el nombre del proyecto Rodolfo nos contestó:
El nombre del proyecto nació de la canción Escaramujo del cantautor Silvio Rodríguez. Se me ocurrió un día en el grupo y a la gente le gustó, fue en 2011.¿Por qué nos inspiramos en la canción de Escaramujo de Silvio Rodríguez para nombrar este proyecto?
Al igual que la canción, este grupo de jóvenes universitarios/as ‹‹vivimos de preguntar››. Nos cuestionamos acerca de si la realidad puede cambiar y si nosotros/as somos responsables de generar algún cambio. Debemos, podemos, creemos y soñamos con escuelas mejores. Como ‹‹saber no puede ser lujo››, compartimos saberes y valores con estos/as adolescentes. Nos decimos ‹‹de la rosa y de la mar›› porque unimos en nuestro accionar diario dos mundos aparentemente divorciados: el académico universitario y el mundo de ‹‹a pie››, muchas veces marginado.