Educar en igualdad
Por Gabriela Orihuela
¿Sabías que hoy, 21 de junio, conmemoramos el Día Internacional de la Educación No Sexista? La fecha fue instaurada por la Red de Educación popular entre Mujeres (REPEM) en el año 1981, con el objetivo de promover una educación igualitaria, participativa y libre de discriminación en materia de género y diversidades sexuales.

Con la conmemoración de esta fecha se busca reconocer a las mujeres y las niñas, mediante la formación educativa y sus aportes en ámbitos como la tecnología, la economía, la ciencia, las artes y el deporte, entre otros campos del conocimiento.
Debemos cuestionarnos sobre la masculinización de campos de conocimiento como la ingeniería, la tecnología, la ciencia, las matemáticas, así como la j feminización de carreras como las licenciaturas.
La Real Academia Española enunció que el sexismo es la «discriminación de las personas por razón de sexo». A su vez, la periodista Isabel Moya Richard, declaró, en su texto “Letra con género. Propuesta para el tratamiento de la violencia de género en los medios de comunicación”, que se expresa «a través de la hostilidad, la exclusión, la invisibilidad, la agresividad y la violencia física o simbólica; y no sólo se ejecuta por una persona en contra de otra, también escala a nivel institucional (escuelas, dependencias de gobierno, iglesias, hospitales) y social; esta perspectiva excluyente es transmitida por medios de comunicación (prensa, televisión, radio, internet) y reproducida en el lenguaje y demás discursos presentes en nuestra sociedad».

Mediante la exacerbación de las desigualdades se potencian las asimetrías existentes entre los géneros, particularmente entre hombre y mujer, con preponderancia de los derechos, valores y estrategias de poder por parte de los varones.
La práctica sexista perjudica en mayor grado a las niñas y a las mujeres. Asimismo, influye en aquellos niños y hombres que no cumplen con su rol en la sociedad, basado en estereotipos.
Se hace urgente una escuela no sexista e inclusiva que anule las discriminaciones por motivo de género tan enraizadas hasta nuestros días. Desde los primeros años de vida, los niños y las niñas van adquiriendo y reproduciendo los roles y estereotipos de género. Las investigadoras Marina Subirats y Amparo Tomé declararon «a los 6–7 años, las niñas ya se ven trabajando y formando una familia con hijos, mientras que los chicos imaginan solo su vida profesional. Por tanto, si queremos una auténtica educación en igualdad, hay que empezar antes». En ese sentido, la formación escolar juega un papel indispensable.
En los libros de texto se repiten los estereotipos de género; algunas aulas se encuentran organizada de forma tal que los juegos “de niñas” no sean iguales que los de “niños”; las actividades de Educación Física, en ocasiones, están segmentadas por género; también se concibe que los niños son mejores en las ciencias y las niñas en las letras; el empleo del lenguaje sexista o no inclusivo que invisibiliza al género femenino, esas, entre otras divisiones sexistas están presentes en las escuelas cubanas.
Hablar de género, igualdad y equidad no debería ser un turno de clases en una asignatura en particular, sino que ha de estar transversalizando cada contenido que se imparte.