El lente violeta: Alice en el País de las Maravillas

Revista Muchacha
4 min readApr 4, 2024

Poster promocional de Alice (2022)

Por Lari Perez Rodriguez

Mae Louise Miller — no Alice — creció como una niña esclavizada por una de las tantas «familias de bien», que residían en el estado de Mississippi. Aunque para la pequeña Mae la extensa plantación era su inevitable hogar, desconocía que, años antes, Cain Wall — su padre — había perdido sus tierras tras firmar un contrato que no podía leer. Fue ese descarado robo el que terminaría sellando el destino de todos sus seres queridos.

A la edad de cinco años, se le consideró lo «bastante grande» como para acompañar a su madre en las tareas de limpieza, que tenían lugar en el interior de la casa de la familia Gordon. Aquella primera jornada de trabajo «doméstico» quedaría eternamente grabada en su memoria, pues dos hombres las violaron a ambas. A pesar de los ruegos de su madre, el cuerpo de Mae tuvo que soportar el horror. Lamentablemente, fue la primera de muchas veces.

A lo largo de los años, su trabajo incluyó recoger algodón, limpiar casas, ordeñar vacas… y sufrir callada.

Mae Louise Miller

Ya en la adolescencia, Mae decidió que había sufrido demasiado. Entonces, cuando la esposa del propietario le ordenó trabajar en la casa, ella se negó. Temeroso de que los amos la mataran de una paliza — y del posible castigo que caería sobre todos ellos — , el propio Cain golpeó a su hija hasta hacerla sangrar.

Esa noche, una joven, aún cubierta de sangre, escaparía de la plantación.

Corría el año 1963, y habían pasado un siglo desde que, en Norteamérica, se aboliera la esclavitud.

La propuesta de hoy

Alice (2022) se inspira en la vida de Mae Louise Miller, y en la de cientos de personas que, al igual que ella, permanecieron esclavizadas en plantaciones del sur de los Estados Unidos, en pleno siglo XX.

En los primeros minutos de metraje conocemos a Alice, una joven novia que se une en matrimonio a Joseph. La pareja está condenada a una futura separación. El diálogo en pantalla lo deja claro. Ambos son «esclavos», lo que quiere decir que sus cuerpos no les pertenecen. En lugar de una boda, estamos presenciando una sublevación. La desvergüenza de dos personas que se aventuran a amar(se), cuando sus «dueños» afirman que no son más que «ganado doméstico».

Y, cual ganado, Joseph será azotado por su amo, el señor Paul, quien luego lo ofrecerá como semental a uno de sus vecinos; y Alice, por su parte, deberá soportar que el señor Paul la viole una vez más.

Pasados treinta minutos, vemos a una Alice angustiada que corre por su vida. Una mujer desesperanzada que prefiere morir en el bosque, libre, antes que permanecer subyugada. Pero, donde debían de haber árboles, encuentra una ancha carretera y autos que la transitan. Se cree loca. Nos creemos locas. ¿No era esta una película histórica?

Alice es socorrida por Frank, un desilusionado ex-activista político que gasta sus días conduciendo un camión para su hermano. Al creerla amnésica, Frank intenta evocar sus recuerdos presentándole elementos significativos de la cultura y la historia afroamericanas. Entonces, la joven comprende su realidad: es 1973, ella es libre, y le han mentido.

Lo que en un principio se nos presenta como un drama de época, termina convirtiéndose en un intencionado homenaje a las películas de blackploitation[i] de la década de 1970. Homenaje que trasciende a la mera reproducción estética, y que apuesta por celebrar/rescatar a la, siempre icónica, Pam Grier.

Mientras Alice mira a Coffy[ii] en la pantalla de un cine, nosotras la miramos a ella. Un momento de complicidad y descubrimiento. Su fascinación por la bella mujer negra en pantalla, capaz de tomar la venganza por su mano, es hermana de la nuestra. En este instante, nos aventuramos a sospechar el desenlace de la historia. Sabemos, o, como la propia Alice, solo fantaseamos.

Poster promocional de Coffy (1973)

Sin lugar a dudas, esta película nos obliga a reflexionar acerca de la profunda tradición racista que sostiene a la sociedad norteamericana. Alice — al igual que Mae — , sí vivió en el País de las Maravillas; pero sus guardianes llevaban capuchas blancas. Donde unos tuvieron derechos, ellas tuvieron grilletes. Y aquel país que las encadenó, no fue más que una eterna noche oscura.

[i] Movimiento cinematográfico que tuvo lugar en los Estados Unidos a principios de 1970 y que puso como eje central a las comunidades afroamericanas, sus relatos, y a varios músicos de la época.

[ii] Personaje protagónico de la película Coffy (1973), interpretado por Pam Grier.

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