Revista Muchacha
4 min readDec 30, 2022

El poeta de la Patria (II)

Por Gabriela Orihuela

Triunfo de la patria

(…) ¡Caudillo vencedor! Siempre la Patria

Ídolo fue de tu alma generosa.

Su independencia y libertad hermosa

Siempre a su culto vieron consagrados

Tu brazo y corazón (…)

De la victoria espléndida el camino

Mostrándote la Patria te imploraba:

De su estrella el fulgor te iluminaba:

¡Llegar, ver y vencer fue tu destino! (…)

Para los patriotas cubanos, la obra poética de Heredia devino símbolo y bandera revolucionaria. Sucesivas generaciones de mambises marcharon a la manigua, convencidos de la profecía que hiciera en el «Himno del Desterrado»: «aunque viles traidores le sirvan/del tirano es inútil la saña/que no en vano entre Cuba y España,/tiende inmenso sus olas el mar».

José Martí mencionó en su texto «Heredia» que su lenguaje «es otra de sus grandezas, a pesar de esos defectos que no han de excusársele, a no ser porque estaban consentidos en su tiempo, y aun se tenían por gala: porque a la poesía, que es arte, no vale disculparla con que es patriótica o filosófica, sino que ha de resistir como el bronce y vibrar como la porcelana: y bien pudo Heredia evitar en su obra entera lo que evitó en aquellos pasajes donde despliega con todo su lujo su estrofa amplia, en que no cuelgan las imágenes como dijes, sino que van con el pensamiento, como en el diamante va la luz, y producen por su nobleza, variedad y rapidez la emoción homérica. Los cuadros se suceden. El verso triunfa».

Se ha dicho que «si los Estados Unidos tenía a Walt Whitman y a Edgar Allan Poe, América Latina tenía al poeta José María Heredia», en lo que respecta a la prominencia e importancia literaria de su poesía.

El Apóstol también lo nombró como «flor volcánica», «símbolo en todo de la Patria» y «primer poeta de América». A su vez, José Lezama Lima, otro grande la literatura, lo describió como «el primero de nuestra literatura con un destino espantoso».

En su tiempo se le acusó de no pocas incorreciones, como por ejemplo: presencia de versos llenos de adjetivos, cae en defectos propios de la época en que al sentimiento se decía sensibilidad, hay en casi todas sus páginas versos débiles, desinencias cercanas, asonantes seguidos, expresiones descuidadas, acentos mal dispuestos, diptongos ásperos, aliteraciones, entre otras.

Insertar imagen Heredia, tomada de la revista Zunzún

Pie de foto: Lo describieron como un hombre inteligente, exponente de la cubanidad, de ideas innovadoras y pluma excelente. Foto tomada de la revista Zunzún.

De él dijo Manuel Sanguily: «un hombre representativo, exponente cabal de un estado, de un momento del espíritu cubano (…) sintió intensamente la santa ambición de todos, la ira de todos; la aspiración y el entusiasmo de todos; la idea impulsiva y sublime que agitó y enardeció varias generaciones de cubanos».

Cuando se conmemoraban sesenta años de su desaparición física, en 1889, pronunció Martí, el 30 de noviembre de ese año, uno de sus más estremecedores discursos:

En él reconoce al poeta como elemento de engarce entre las naciones del continente, por su vida errante y por los orígenes familiares. Erige su trayectoria vital, su amor a la libertad y su aporte a las letras en nuestra lengua como un reclamo a la dignidad continental, pues esta pieza oratoria estaba dirigida a los delegados a la Primera Conferencia Panamericana, que se estaba celebrando entonces. Era también un modo de recordar a los cubanos emigrados su deuda con Heredia, pues Cuba aún no era independiente .

Ya pocos meses antes, en marzo de 1889, había hecho referencia a Heredia en su artículo «Vindicación de Cuba“, escrito originalmente en inglés y publicado en The Evening Post, de Nueva York, el 25 de ese mes. Era la respuesta a la campaña contra los cubanos iniciada por The Manufacturer, de Filadelfia, en la que se tildaba a nuestro pueblo de inútil, afeminado y perezoso. Entre los muchos ejemplos de notables emigrados que supieron sobreponerse a las circunstancias, está Heredia, el cantor del Niágara, avecinado en una misma línea a Aniceto G. Menocal, el reconocido ingeniero matancero, muy estimado por su capacidad en las altas esferas estadounidenses.

Como puede verse, el reconocimiento de los méritos del autor del «Himno del desterrado», como poeta, funciona además como un elemento de defensa de nuestra cultura e integridad política. Martí se reconoce a sí mismo hijo espiritual del bardo, depositario de sus inquietudes y anhelos libertarios, y expresa en el cierre de su discurso su aspiración a ser digno de ese legado:

«Danos, oh padre, virtud suficiente para que nos lloren las mujeres de nuestro tiempo, como te lloraron a ti las mujeres del tuyo; o haznos perecer en uno de los cataclismos que tu amabas, si no hemos de saber ser dignos de ti».

En poco más de 35 años de vida, José María Heredia y Heredia realizó una significativa y relevante obra literaria, en especial por su poesía, signada por un inextinguible amor a la libertad, por un estilo de acabada perfección formal y un intenso ímpetu, virtudes que sitúan el autor como primer romántico de la lengua española.

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