“La Hoja Verde me hace plena, feliz”

Revista Muchacha
6 min readNov 20, 2023

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Por Zaida Fabars Abreu

A Sheila la conocí en una Feria de Emprendedoras en la ciudad de Santiago de Cuba. Recuerdo haber pasado por su stand e interesarme en los jabones para el rostro. Una tarde de sábado encontré otra vez su bazar, en esa ocasión compré aceite de coco; me atendió su madre, quién la apoya en el mundo del emprendimiento. Comencé a seguir su trabajo en redes sociales, a visitar su catálogo y a enamorarme de cuanto producto encontré allí.

A día de hoy, me pregunto cómo con 21 años, Sheila puede ser líder de un negocio que apuesta por la cosmética natural artesanal y asume la responsabilidad que eso conlleva, además de ser mamá.

Pero lo que más me impresiona es la forma en qué ve la vida, sin romanticismos, aunque fiel a la idea de que si quieres… puedes. Así surgió La Hoja Verde, y quiero que conozcas la historia detrás de este emprendimiento en Santiago de Cuba.

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“La Hoja Verde es un proyecto que integra producción y comercialización de productos naturales y hechos a mano, para el cuidado y bienestar personal. Es la respuesta inmediata al encierro de la covid y a la crisis económica, pero más que eso fue la oportunidad de demostrarme mis habilidades que permanecían parcialmente en silencio y desatar mis energías para crear un producto nuevo en el entorno de la ciudad de Santiago de Cuba. La Hoja Verde es hija de la necesidad y la pasión, de la curiosidad y la habilidad, de las ganas de arrancar una sonrisa. Nació de un concepto: el respeto y el equilibrio por la naturaleza”.

¿Por qué el nombre de La Hoja Verde?

“Recuerdo que una tarde, mientras tomábamos café mi esposo y yo, iniciamos la conversación de cómo llamarle a este pequeño embrión, que ni siquiera sabíamos si iba a sobrevivir. Cuatro o cinco minutos después, tras decir 2 o 3 nombres, a uno de los dos se le ocurrió proponer La Hoja Verde. El otro automáticamente asintió. Así de sencillo.

“Si te percatas es un nombre común, simple, muy cercano, no tiene sofisticación alguna. Es lo más natural que te puedas imaginar. Justo por eso, por su sencillez y por su humildad, por su respeto a lo natural y lo obvio, por parecerse a mí, lo escogimos”.

¿Por qué iniciar un emprendimiento donde la cosmética natural tenga un papel preponderante?

“Utilizar mis manos para crear un producto a partir de un elemento natural, que simplemente está ahí a mi disposición, y así ayudar a alguien que busca satisfacer una necesidad, porque tiene acné, porque se le cae el cabello, porque quiere darse un gusto o cuidarse más, es mágico. Un universo de posibilidades a explorar.

“En el Hostal Ecológico La Hiedra, del que somos parte, comenzamos preparando cinco huertos donde cultivamos plantas medicinales y comestibles, de ahí surgió la idea de realizar jabones para tratar problemas en la piel. Trabajamos desde cero, sembrando y cultivando de manera orgánica las materias primas que integran los productos.

“Nuestro fin es disminuir al máximo la utilización de ingredientes sintéticos, que tanto afectan la salud y el entorno, y poner en valor todos los beneficios que puede aportarnos la utilización de lo natural”.

Ser emprendedora no es sencillo. Todas las personas que han emprendido saben que el camino está lleno de dificultades; sin embargo, al final del día es reconfortante ver el resultado de tu esfuerzo y sacrificio, pese a los tropiezos que tengas que dar…

“El primero y el mayor de los problemas es la burocracia. No es mi caso, aunque algún que otro inconveniente he tenido. El otro mayor problema sin discusión ha sido abastecerme de materias primas. Para algunos productos yo dependo de aceites esenciales que no hay en el mercado cubano. Me las he ingeniado para conseguir aceites esenciales de máxima calidad, que es una premisa del emprendimiento. Los he traído de Turquía, España, Estados Unidos, India, etc.

“También la base de mis jabones las tengo que importar. La cera de mis velas o la miel de mi cosmética son ingredientes difíciles de conseguir. La clave del éxito de La Hoja Verde es ofrecer productos naturales de máxima calidad, porque las materias primas así lo son. No es sencillo, pero es posible.

“A pesar de todo, un principio ha sido no exagerar los precios. Los precios de mi emprendimiento son el resultado de un equilibrio, el costo, en relación con el respeto y el cariño hacia los clientes”.

¿Cómo asumes la responsabilidad de ser madre y emprendedora?

“Realmente es difícil, no tengo horario, ni días libres, trabajo cuando planifico el tiempo, a veces de día, de noche, otras veces de madrugada. Pero este esfuerzo edifica y nutre. Y si además tienes 21 años, es de flipar. Tranquila, todo es posible.

“La Hoja Verde es una experiencia viva y exitosa. Si no lo fuera tú no me estarías entrevistando, y doy la entrevista por una sola razón: no por mi triunfo, que es lo de menos y da igual, sino porque en Cuba es posible tener éxito, sin tener que escapar, sin excusas, sin miedos.

“Por suerte, nuestra realidad ofrece posibilidades y La Hoja Verde las ha sabido aprovechar y las seguiremos aprovechando. Espero que la política económica y las decisiones de gobierno no ahoguen las oportunidades para emprender.

“Yo no solo creo productos que cubren necesidades, que cubren expectativas, yo doy empleo a una estudiante de Estomatología, a una estudiante de Bachillerato que decidió no seguir estudiando, pago impuestos, genero y distribuyo riqueza, fundo felicidad, y lo que es más importante, aporto equilibrio y respeto al patrimonio común: la naturaleza”.

Cuando emprendes un negocio solo por interés monetario lo más probable es que lo dejes a medias. Sin embargo, si te motiva y te hace crecer como persona, sabrás que estás en el camino correcto, por eso emprender va más allá de una retribución monetaria…

“Emprender para mí es un modo de encontrarme, de realizarme. En mi caso, el emprendimiento no se explica por necesidad económica, sino por la decisión de construir un espacio de realización personal, de autonomía material, y de placer. Emprender es un acto de disfrute y de práctica de habilidades, pero es también la posibilidad de aprender y crecer como ser humano.

“Ninguna cartera llena de dinero me da más riqueza o placer que ver como una velita de Buda sale de mis manos y arranca una sonrisa o se integra a una noche de amor; que un jabón de café limpia un rostro; que un cactus alegra una sala; que un sérum hidrata una piel seca.

“Te aseguro que La Hoja Verde existe y la anima algo bien distinto al afán de enriquecimiento. El mayor bien que me produce es ofrecerme una oportunidad propia para crear y servir. Y si además me permite satisfacer mis caprichos, invitar a mi esposo a comer, comprarle juguetes a mi hijo, me doy por satisfecha. La Hoja Verde me hace plena, feliz”.

Como joven emprendedora, ¿qué consejos le darías aquellas personas que quieran iniciarse en el mundo del emprendimiento?

“Varios consejos. Antes de emprender busquen información suficiente para disminuir el riesgo de fracaso, mantengan firme un núcleo o el concepto del negocio, no cejen en el empeño, aunque haya adversidades, busquen con inteligencia y cuiden a los buenos clientes, aquellos que garantizan la vitalidad del emprendimiento, no hagan concesiones en la calidad por criterios económicos, ahorren e inviertan para crecer”.

¿Cuál es la mayor enseñanza que te ha dejado La Hoja Verde?

“Que en Cuba hoy existen unas posibilidades inmensas de emprender y triunfar; descubrí que podía conseguir más de lo que creía; me rodeo de gente joven, linda, virtuosa, honesta, sana, creativa, a quienes no conocía y contraté después de una entrevista de 10 minutos.

“La Hoja Verde es una experiencia muy singular. Quizás no sirva de prototipo, el mundo de los emprendimientos privados en Cuba es un cosmos, hay todo tipo de experiencias. Esta es una”.

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