La religión siempre fue un pretexto

Por Marilys Zayas Shuman

Cuando nos acercamos a las luchas de las mujeres del mundo muchos temas nos sobrecogen, el ejemplo de las mujeres de Palestina es uno de ellos. No siempre se tiene la oportunidad de acercarnos a su realidad, de compartir sus preocupaciones y los retos de sus luchas.

Ellas son fundamentales en las batallas del pueblo palestino por su liberación ante la invasión de Israel que, desconociendo tratados internacionales roba tierras, sus aguas, sus alimentos, y los ha convertido en ciudadanos de segunda categoría.

Sobre esto y más comentó en un reciente Encuentro Internacional de Mujeres, Nidaa Naseer quien coordina en Palestina la asociación de jóvenes Baladna-Arab. Para ella el principal reto al que se enfrenta su organización es el de salvar la identidad palestina: “nuestra realidad, la historia, la cultura que se enseña en la escuela es totalmente diferente, nos dicen que no existimos, que históricamente no hay nada, a los jóvenes se les dice que no hay nada que se llame Palestina, les enseñan a normalizar como hecho de que son inferiores”.

“El reto es tratar de movilizar a la gente joven exponerlos al contexto político, exponerlos a la historia país y que se conecten con los desafíos de la causa palestina.”

Otro gran reto, según Nidaa, es la liberación de las mujeres. Ellas son invisibles a pesar de ser las que sostienen las luchas esenciales, todo ello heredado de un conflicto religioso que es utilizado y manipulado políticamente por el sionismo para oprimir.

“Este movimiento de colonización, ocupación y despojo está basado en la lógica de acumular tierras para desplazar a la población nativa y dárselas a la población de ocupación, así cimentaron la soberanía del Estado Israelí.

“Desde finales del siglo XIX el sionismo se estableció en Palestina y para ello se basó en la idea de que la tierra Palestina estaba vacía y que correspondía sobre todo a los judíos, independientemente de donde vinieran; los líderes sionistas no eran religiosos, eran seculares y tomaron las bases de la religión para crear una narrativa nacionalista. Para ello se basaron en el libro religioso de los Judíos que prueba, supuestamente, que la tierra palestina es la tierra ancestral de los judíos.

“Transformaron el Corán en un documento histórico que justificó las acciones nacionalistas realizadas por los líderes sionistas. De acuerdo a ello los judíos europeos eran indígenas de la tierra de Palestina y debían regresar a ella. Y toda esta idea de la tierra de Israel les permitió recrear la identidad judía moderna por medio de la cual las narrativas históricas alrededor del pueblo indígena, el pueblo judío y la tierra de Israel afirmaron los derechos exclusivos del pueblo judío sobre la tierra de Palestina. Con esto vino el no reconocimiento de los árabes palestinos que estuvieron presentes históricamente en la tierra y se les negó sus derechos colectivos en su propia tierra, en su propio hogar”.

Hay un riesgo en que las juventudes desconozcan la historia, de que continúen tomando fuerza los fundamentalismos sionistas; realidades como el hecho de que después de la Nakba de 1948, se expulsó a más de 800 mil palestinos de sus casas. “Desde entonces existe palestinos en campos de refugiados en Líbano, Jordania que no pueden regresar, ni siquiera podemos visitarlos, si queremos verlos, conocerles, tenemos que ir a Europa; aun cuando existe la decisión la Asamblea General de Naciones Unidas, del 22 de noviembre de 1974 que reafirma el “derecho inalienable de los palestinos a regresar a sus hogares y recuperar sus bienes desde donde quiera que se encuentren desplazados y desarraigados y pide su retorno” y el derecho de la autodeterminación del pueblo, el Estado bloquea ese derecho”.