María Dámasa Jova: al umbral de su memoria.
Cada quien un clavicordio
lleva escondido en el pecho…
unos silencian sus notas
otros las dan a los vientos.
Por Lari Perez Rodriguez

María Dámasa Jova nació el 11 de diciembre de 1890 en Ranchuelo, Villa Clara. Hija de Feliciano Jova, natural de Cienfuegos, y María del Socorro Baró, matancera. A los diecisiete meses quedó huérfana de padre. Este desafortunado suceso obligó a su joven madre a cargar con la enorme responsabilidad de ser la única cuidadora y proveedora del hogar.
Dámasa Jova perteneció a la primera generación de cubanos negros que nacían en libertad. Gracias a ello pudo estudiar y en 1906 obtuvo el certificado de maestra de instrucción primaria.

Estuvo consagrada por más de treinta y dos años ininterrumpidos a la tarea de educar, labor que ejerció en diferentes escuelas. Su dedicación y entrega la llevaron a ser considerada una de las profesoras más notables de la provincia.
Destacada también fue su participación en la vida cultural de la urbe santaclareña. Era común contar con su presencia en peñas y tertulias literarias. Igualmente, disfrutaba de impartir conferencias y realizar presentaciones sobre su obra poética.
Obras literarias
María dejó una huella en la historia al convertirse en la primera escritora afrocubana en publicar sus poemas en una antología completa, Arpegios Íntimos (1925). También es considerada la primera mujer negra en publicar su trabajo literario en la isla. A pesar de ello, su producción poética no llegó a ser muy conocida fuera de la región central. Tal vez esto se debió a que no participaba en ninguna sociedad literaria y no hacía parte de los circuitos literarios de La Habana. Tampoco existen evidencias de que haya contado con algún protector o colaborador.

Su situación como mujer negra era atípica. Para aquel entonces, la mayor parte de la población afrodescendiente aún era analfabeta y sus circunstancias de vida bastante precarias. Haber logrado completar su educación y alcanzar un puesto reconocido como pedagoga la colocaban en una posición contradictoria en la sociedad. Distinguida, pero aislada. Por su “raza” fue excluida en el ámbito de las Letras, prueba de ello es que su nombre no aparece en las publicaciones sobre las raíces y la historia de la escritura cubana femenina.
Su poesía en Arpegios Íntimos no contiene referencias acerca del universo afrocubano. Con una producción ecléctica, María nos habla de la historia de la nación y sus héroes. Le tomó tres años publicar su libro y usó los fondos de sus ventas para ayudar a los menos favorecidos.
Su opera prima fue premiada en la Exposición Iberoamericana literaria de Sevilla, en el año 1930, donde obtuvo Medalla de Oro y Diploma de Honor. A pesar de ello, nunca pudo recoger la medalla que le enviaron, pues, en la aduana le negaron su entrega por ser mujer, pobre y negra.
Llamó a su segundo libro Ufanías: Juicios y consideraciones acerca de “Arpegios íntimos” y poesías (1927). En él depositó parte de sus experiencias como ciudadana anfitriona, promotora de las artes y editora de revistas.
María Dámasa Jova dedicó sus obras literarias exclusivamente a fines de caridad. Regaló su obra a los que apoyaban su causa con donaciones generosas. Para ella, la poesía era una forma de estimular la compasión. Aspiraba a que la comunidad apoyara el Dispensario de la ciudad, único lugar de refugio de los más necesitados.
Revistas. Como educadora, defendió incansablemente la necesidad de vincular a niños y adolescentes a la vida cultural de la nación. Con la idea de fundar una revista infantil, compró con su salario una imprenta, llegando a convertirse en la primera mujer afrocubana propietaria de tal medio. Dicha imprenta también fue utilizada para enseñar litografía a niños y niñas que no podían continuar sus estudios, llegando a formar a más de doscientos en este oficio.
El primer número de Ninfas, revista dedicada a los infantes, salió a la luz pública el 15 de enero de 1929. Tenía una frecuencia quincenal y su tarifa de suscripción era de diez centavos. Contaba con varias secciones: literaria, poética, recreativa, crónica escolar, lecturas selectas, misceláneas, de concursos… Era la primera vez que la provincia de Villa Clara había visto una publicación de este tipo, pues, circulaban escasas producciones creativas literarias hechas por los mismos niños.
Vinculado a esta, Dámasa Jova comienza un programa de radio titulado La Hora Radial Ninfas. Durante sesenta minutos promovía el diálogo abierto entre niños y maestros, debatiendo sobre temáticas de diversas índoles (culturales, políticas, sociales, históricas…). La totalidad del dinero que obtuvo con el programa la empleó en organizar excursiones educativas, gracias a las cuales, muchos de sus alumnos pudieron conocer diferentes municipios y provincias.
Para dar continuidad a Ninfas, produce la versión adulta, Umbrales: Revista Literaria Artística, inaugurada el 15 de septiembre de 1933. La revista se tornó la publicación de crítica literaria más importante de la región, y duró hasta 1937. De ambos proyectos sería fundadora y directora artística, literaria y técnica.
Umbrales contó con diversas secciones fijas, como: Confesiones, Decires, Nuestra galería, Pensamientos, Potpourri literario, Tamices, entre otras. En ella colaboraron jóvenes desconocidos que, años después, pasarían a ocupar un espacio central en la producción literaria cubana. Tales son los casos de Onelio Jorge Cardoso, Rafael Lubián Aróstegui, Raúl Ferrer y Emilio Ballagas. Como hizo con Ninfas, también creó el programa de radio “La Hora Umbrales”, además de desarrollar el Club Umbrales.
Activismo Afrofeminista

A pesar de existir escasos referentes vinculados a la realidad afrocubana en su obra literaria, sus ideales afrofeministas se tornan visibles en el ensayo “la mujer negra”. Dicho ensayo fue presentado por ella en el III Congreso Nacional de Mujeres (1939) y constituye un elemento esencial en la construcción y el desarrollo de un pensamiento feminista negro cubano.
Allí, Dámasa expresó sus preocupaciones sobre la marginación de las mujeres afrocubanas, ya que hasta el momento, el feminismo de la isla estaba conformado por mujeres que procedían de la burguesía urbana, con estudios medios o superiores vencidos y, por supuesto, de “raza” blanca.
En ese mismo año, se unió al partido Conjunto Nacional Democrático y fue elegida como la candidata regional para el Congreso de la República; sin embargo, la junta electoral provincial desautorizó su candidatura. Fue propuesta como representante de las mujeres en la Constituyente de 1940, junto a las destacadas feministas Elma Pérez y Ofelia Navarro Domínguez, pero la muerte la sorprendió el 11 de enero de ese año.
Indudablemente, de María Dámasa Jova hay mucho que decir. Resultan penosos los silencios que se ciñen sobre su historia. Ella, mujer formidable, merece ser reconocida y celebrada, por su labor constante y su tenacidad. Con este breve texto rindo mi pequeño homenaje, y espero que tras leerlo, otras se sumen al rescate de sus memorias.