Mi Diario: el mundo a través de la pantalla

Revista Muchacha
2 min readJan 27, 2025

Querido diario:

Tengo 16 años y hoy, finalmente, logro confesar que fui adicto a las tecnologías. Desde que descubrí los videojuegos móviles, mi vida cambió por completo.

Al principio, jugaba solo un par de horas al día, pero pronto se convirtió en un hábito incontrolable. Pasaba noches despierto, atrapado en mundos virtuales llenos de aventuras y desafíos.

Mis padres estaban muy preocupados. Notaron que ya no se sentaba a la mesa para cenar y que mis calificaciones en la escuela comenzaron a decaer. A pesar de las advertencias que me hicieron, yo estaba convencido de que estaba bien. «Solo es un juego», me decía.

Llegué a soñar que vivía en un mundo de videojuegos; hablaba como los personajes que me representaban; en mi cabeza se repetían las canciones de los juegos; yo no quería hacer nada más que no fuese estar delante de la pantalla de mi teléfono.

Un día, mientras jugaba en mi habitación, recibí un mensaje de mi mejor amigo invitándome a jugar fútbol con el resto de los chicos. Miré la pantalla y, aunque sentí la necesidad de ir a su encuentro, el deseo de jugar videojuegos ganó. «No puedo, estoy ocupado», le respondí. Era la primera vez que rechazaba un plan con mi grupo de amigos.

Esa tarde, mientras sus amigos se divertían, quedé solo, atrapado en el mundo digital. Pero algo cambió cuando vi la publicación en redes sociales: una foto de mis amigos riendo y disfrutando juntos. Ahí me percaté que había perdido momentos valiosos por estar pegado a la pantalla. Supe que necesitaba un cambio.

Al día siguiente, me levanté temprano y dejé el teléfono en la mesa. Fue muy difícil, no lo niego. Caminé hasta el parque y me uní a mis amigos y mis amigas. No había dudas, el mundo real me esperaba para tener nuevas experiencias.

Aprendí a equilibrar mi tiempo entre los videojuegos y las actividades escolares o con amigos/as y familiares. Comencé a disfrutar del momento presente y a valorar las relaciones que realmente importaban. Aunque juego de vez en cuando, no permito que el teléfono dicte mi vida.

*Este texto es una colaboración de Lilianys Medina

Sign up to discover human stories that deepen your understanding of the world.

Free

Distraction-free reading. No ads.

Organize your knowledge with lists and highlights.

Tell your story. Find your audience.

Membership

Read member-only stories

Support writers you read most

Earn money for your writing

Listen to audio narrations

Read offline with the Medium app

Revista Muchacha
Revista Muchacha

No responses yet

Write a response