Mi Diario: soy valiente

Revista Muchacha
2 min readSep 9, 2024

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Querido Diario:

Hoy te quiero contar algo que me pasó hace poco y necesito hablarlo con alguien más que no sea mi hermano Peter o mis amigas.

Una mañana, como otra cualquiera, desperté y comencé a peinarme, ¿sabes que mi cabellos es largo y ondulado? Bueno, el caso es que sentí un vacío muy grande en mi cabeza. Grité y mis padres vinieron a ver qué pasaba. Se quedaron sin palabras en ese momento. Fueron minutos de silencio hasta que mi mamá logró ver que tenía un pequeño hueco sin cabello en la cabeza.

Me enfadé muchísimo, pero, al menos, mis amigas vinieron a darme ánimo.

Inmediatamente llamamos al médico y concertamos una cita con mucha rapidez. Sin embargo, los tratamientos que me recomendaron no funcionaban; seguían pasando los días y ya había perdido toda esa bella cabellera ondulada. No obstante, soy una adolescente muy optimista y luchadora; no te niego que lloré, pero lograba levantar la cabeza.

Mis padres siempre estuvieron a mi lado y buscaron ayuda en todos los sitios que pudieron al no estar convencidos del tratamiento médico; lamentablemente, ninguno me hacía efecto; viví momentos de mucha desesperación y agonía. Pero, una vez más, me mantuve firme y valiente al lado de mi pequeño hermano, mis padres y una de mis amigas.

Trataba de salir a la calle con mi mejor sonrisa, aunque llevara un gorro en la cabeza y desconocer, todavía, la razón por la que se caía mi pelo. Los días eran muy grises y las noches oscuras por ese tiempo.

Finalmente, llegamos a la consulta de una doctora maravillosa. Con ella y su encantador colectivo de trabajo, los estudios médicos regresaron. La doctora me nombró «La Guerrera» por demostrar fortaleza en tiempos de grandes turbulencias.

Ahí me diagnosticaron con alopecia androgénica, una enfermedad muy rara entre adolescentes que conlleva a la pérdida total de cabello. Los tratamientos volvieron y todo el personal médico velaba por mi evolución. Mi familia, mi amiga, la doctora y yo nos convertimos en un gran equipo.

Te cuento, querido diario, que estoy evolucionando favorablemente. El camino ha sido largo. También me ayudó a conocerme, ya sé que soy valiente y muy amada por mi familia y mi gran amiga.

La sonrisa no se puede borrar de mi rostro pese a las adversidades. Me he demostrado — y espero que a otras/os adolescentes — que sí se puede, que hay que llenarse de fortaleza y enfrentar lo que la vida nos ponga en el camino y, por supuesto, contar siempre con las personas que nos aman y se encuentran a nuestro lado.

*Este texto es una colaboración de la adolescente «La Guerrera».

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