Muchacha: el hogar del que nunca me querré ir
Por Zaida Fabars Abreu
Si me preguntan qué es Muchacha diría que una gran familia, diría que es el hogar al que nunca pensé llegar y del que hoy no me quiero ir.
Mi primer acercamiento a la Revista Muchacha fue cuando estaba en la Secundaria. Las bibliotecarias iban a las aulas a presentarnos varias revistas y dentro de ellas estaba Muchacha. Luego en la biblioteca, buscaba entre sus páginas como quien busca algo perdido alguna lectura que llamara la atención de una adolescente de 13 años que quería verse reflejada ahí también.
Pasaron los años y desafortunadamente esos encuentros entre lectora y revista desaparecieron. Un día, revisando el teléfono, mi profesora de Teoría de la Comunicación compartió un mensaje en el que se podía leer que Muchacha estaba buscando colaboradoras de todo el país. ¡Esa era mi oportunidad! Escribí a Marilys su directora, ¿qué pasó después? Pues a día de hoy formo parte de un colectivo que sueña, un hogar donde tiene espacio la creatividad y la premisa constante de construir una revista que se parezca más a las muchachas y a los muchachos.
Muchacha se convirtió en el sitio donde confluían jóvenes, adolescentes, estudiantes, trabajadoras, amas de casa. Cuarenta y tres años han trascurrido desde su fundación, pero su misión sigue siendo la misma: ayudar a construir una sociedad libre de estereotipos y sin discriminación.
En Muchacha se habla de sexualidad, de violencia de género, de formación vocacional, continuidad de estudios, de moda, de noviazgo, de familia, en fin, historias todas que encuentran en sus páginas un sitio sin prejuicios sobre la base de la sororidad.
Convertimos el escenario digital en un espacio que propicia el diálogo constante desde la equidad y la inclusión social, y desde allí día a día construimos una revista feminista más auténtica, participativa y justa.