QUETRAELAGOLONDRINA.CU: ¿Estudiar y trabajar?

Por Claudia Rafaela Ortíz Alba

Les escribo porque me siento muy agotada y confundida. Yo tomé la decisión, hace un año, de comenzar a trabajar en una cafetería, mientras aún estudiaba. Lo hice porque los ingresos de mis padres son modestos y necesitaba cubrir gastos que, por consideración a ellos, no podía pedirles.

Al principio fue todo perfecto; tuve que restringir mi vida social un poco, los horarios de escuela y trabajo no daban tiempo a mucho, pero veía el resultado de mi trabajo en mis ingresos y con eso era feliz.

Pero ya han pasado varios meses desde entonces y, además de sentirme cansada, siento que he descuidado otros aspectos de mi vida. Apenas leo o estudio, y ya casi estoy al presentarme a los exámenes de ingreso para la universidad; casi no veo o hablo con mis amigas y lo mismo pasa con mi novio. Tampoco quiero dejar el trabajo, porque

necesito el dinero para muchas cosas. ¿Qué hago?

Espero puedan ayudarme

Susana

Hola Susana.

Tomar la decisión de trabajar para apoyar a tus padres e ir garantizando tu independencia económica fue muy valiente de tu parte. Es normal y humano que te sientas cansada y te hagas esas preguntas sobre lo que quieres y lo que sacrificas, para poder trabajar mientras estudias. Eso te permitirá seguir tomando decisiones correctas sobre tu tiempo y tu vida.

Mencionas que estás insatisfecha con la manera en que trabajar y estudiar ha distribuido los tiempos en tu vida, ¿pero estás dispuesta a dejar de hacerlo?, porque son necesarias las ventajas económicas que te ofrece.

Entonces, te damos algunas ideas que puedan ayudarte, pues para estudiar y trabajar necesitas, en gran medida, saber administrar el tiempo y las fuerzas, requiere de mucha disposición y organización.

Tienes que establecer tus prioridades y evaluarlas en cada contexto. Nos cuentas que,

próximamente, quieres presentarte a exámenes de ingreso a la educación superior y para eso necesitas estudiar; evalúa si es una de ellas.

Tener muy claros tus horarios y ser rigurosa es importante. Incluso, a la vieja usanza, puedes colgar un horario en la pared de tu cuarto o la puerta del refrigerador,

donde tengas claros los momentos de estudio y trabajo, y chequear todos los días cómo

van tus tiempos, esos que intentas administrar. Te dará más claridad.

Si aún organizándote sientes que no puedes compaginar las dos cosas, valora la posibilidad de buscar otro trabajo con un horario más flexible, menos carga física y que te dé más tiempo para las cuestiones que sientes que has descuidado.

Es muy importante que, en tu planificación, dediques tiempo para ti y tus necesidades. Cuando se está en tu situación, lo que más se suele sacrificar son esos tiempos «menos importantes», que en realidad no lo son. Te hablo de organizarte para hablar o pasar el rato con tus amistades o tu pareja, escuchando música o simplemente descansando.

Esas actividades, cuando son placenteras, suelen despejar mucho y son revitalizantes. Esto es una cuestión básica de autocuidado; si enfermas no podrás ni trabajar ni estudiar.

Apóyate en tu familia, amistades, amigos y personas cercanas. Coméntales a tus jefes o

jefas sobre el esfuerzo que haces en busca de comprensión y apoyo, cuando una responsabilidad mayor en tu escuela o familia te llame. Prueba, no pierdes nada.

También hay derechos en el Código de Trabajo que quienes te emplean deben

respetar en situaciones de este tipo.

Intenta ahorrar un poco. Ya hablamos de tus exámenes de ingreso a la universidad, quizás en los meses más próximos a estos debas dejar de trabajar para concentrarte completamente en ello y esos ahorros te servirán de colchón económico para tus gastos.

Vigila tu salud. Debes alimentarte e hidratarte muy bien. Si a la carga de ambas actividades sumas poco cuidado sobre tu cuerpo, sería una combinación fatal.

Y, por último, no pierdas nunca de vista el horizonte de tus metas. Es lo que te mueve a hacer todo lo que haces.

Un abrazo.