«Vida»: entre la esperanza y el empeño

Revista Muchacha
7 min readMay 5, 2024
Celebración colectiva de cumpleaños

Por Gabriela Orihuela

El cake, las fotos, la ropa, el maquillaje, los zapatos correctos… son algunas de las preocupaciones de quienes arriban a sus 15 años de vida. Tanto el o la adolescente, como sus familiares y personas allegadas, esperan tener un día de ensueño.

Diez jóvenes del municipio habanero Arroyo Naranjo tuvieron la suerte de celebrarlo juntos y juntas, de ver cómo la unión prevalece y hace maravillas. El esfuerzo del proyecto comunitario familiar «Vida» hizo, como siempre, que el mes de abril tuviese días donde el apoyo y el amor se apoderan de cada acto.

Estephani

Estephani fue una de esas afortunadas que llegó al proyecto y, en estos días, compartió con su comunidad en la fiesta de quince años. «Natalia — se refiere a la líder del proyecto: Natalia Caridad Quintana López — fue quien me habló sobre «Vida» y, desde ese momento, he sido integrante de esta gran familia. He aprendido sobre el cuidado del medio ambiente, el entorno y hasta he podido afianzar mis conocimientos sobre dibujo».

Paola Fernández Peña y Ainoa González Martínez son dos pequeñas de once años que, también, integran el proyecto y, para ellas, la experiencia ha sido divertida y única.

Ainoa (derecha) define al proyecto con la palabra «amor»; Paola (izquierda), en cambio, lo hace con «felicidad».

«El proyecto trabaja y quiere ayudar tanto a niñas, niños, adolescentes y jóvenes como a las mujeres, los hombres y las personas adultas mayores», explica Paola.

Ainoa, desde hace más de dos años, participa activamente en él; asimismo, comenta que, entre tantas cosas aprendidas, la permacultura y el sembrar plantas es, por ahora, lo que más le ha gustado.

Yanet Durayona Rivero es madre de Damián y Dayán, dos niños de once años que pertenecen, hace varios años, a «Vida». Ella se sorprende que, con tan poco, el proyecto haya hecho muchísimo por la comunidad y «no solo la de Vieja Linda, sino en otros tantos lugares del municipio»; celebra, con sus palabras, el compromiso y el esfuerzo de quienes lideran el proyecto comunitario familiar «Vida».

Yanet, Damián y Dayán

Damián y Dayán se sienten más conectados con la naturaleza, en especial con el reino animal; conocen también sobre la protección y el cuidado del planeta y tratan, con sus acciones, de enseñarles a sus compañeros y compañeras de aula.

«Vida», sin eslogan, cambia la vida de las personas que se suman a él. «Vida» busca crear entornos más amigables y protectores. «Vida» quiere eliminar las violencias, los prejuicios, las discriminaciones. «Vida» sueña con un mejorpaís, planeta. Hoy, desde Muchacha, te proponemos conocer más sobre este hermoso proyecto.

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A Natalia la conocí hace un año en un intenso curso sobre Educación Popular en el Centro Memorial «Martin Luther King» de La Habana. Esperaba, sin ella saberlo, cada oportunidad en la que, al levantar su mano, pedía la palabra para hablar de “su proyecto”. Lo escribo entre comillas porque, pese a ser una de las líderes, es el resultado de un arduo trabajo colectivo.

Si tuviese que definir lo que transmite Natalia al hablar de «Vida» podría hacerlo con el vocablo constancia, porque ella — ni su equipo — se rinde para lograr esos sueños dominados por la justicia social, la equidad, la igualdad, el amor, la empatía, los derechos y el ímpetu.

Natalia Caridad Quintana López se ha dedicado por completo a este proyecto, nacido, hace 15 años en el consejo popular Los Pinos, en Arroyo Naranjo. No obstante, hace dos años trabajan en La Güinera y, desde este 2024, en el Consejo Popular de Poey. «Vida» se extiende y es imparable.

En una entrevista para el Servicio de Noticias de la Mujer de Latinoamérica y el Caribe (SEMlac), Natalia comentó que «la idea es crear sistemas que sustenten a las generaciones presentes y futuras, desde una filosofía de cooperación y cuidado de la naturaleza y las personas, mediante diseños que tomen en cuenta la diversidad, estabilidad y resiliencia de la recuperación de los ecosistemas naturales».

En los inicios del proyecto se trabajó con y para las niñas y los niños. De estos intercambios nacieron varios círculos de interés, por ejemplo, de permacultura, el grupo de teatro llamado «La Palangana», y hasta se formó un equipo deportivo que continúa activo.

También, en entrevista exclusiva para Muchacha, Natalia comentó sobre el trabajo realizado desde «No Regreso» que apoya la inserción en la sociedad de personas que cumplieron sanciones penitenciarias.

Vida Estefani Peña Quintana

Vida Estefani Peña Quintana, de 23 años, es hija de Natalia y, además, subcoordinadora del proyecto que, tal vez pensado y de forma consciente o por el azar, lleva su nombre. «Llevo la comunicación, aunque, realmente, soy graduada de Ciencias Alimentarias. Como laboro en el Instituto de Investigaciones en Fruticultura Tropical me es más fácil estar a cargo de la soberanía alimentaria de la comunidad, junto con la siembra y la agricultura», explicó.

«El proyecto nace ante la necesidad de transformar el barrio y mejorar la calidad de vida de los/as habitantes de la comunidad. Hemos impactado en todos los grupos etarios; siempre teniendo en cuenta los contenidos y actividades que deben desarrollarse por edad. Tenemos, igualmente, personas trabajando en función de cada grupo etario.

«Una de nuestras fortalezas es que contamos con activistas y miembros del proyecto que nos apoyan grandemente, por ejemplo, la Universidad del Adulto Mayor es un pilar en la comunidad y para “Vida”».

Vida Estefani está segura de que otras de las riquezas del proyecto es la premisa de sumar a todos y a todas sin distinciones de edad, clase, color de piel, orientación sexual, identidad de género, capacidades. «Ser diferentes no es un obstáculo; no puede suponerlo. Debe ser tomado como algo positivo. La idea es no dejar a nadie afuera».

La deserción educativa y la negativa de trabajar son dos de las problemáticas que la joven identificó en su comunidad, por eso «Vida» promueve la inserción laboral y la imperiosa necesidad de prepararse en los centros escolares.

Otro de los sinsabores que la subcoordinadora del proyecto planteó se relaciona con la elevada migración de la juventud cubana. «Muchas personas se suman a “Vida” y cooperan en gran medida; luego, al irse, dejan un hueco doloroso dentro de la comunidad», detalló.

Mónica Alina Pinella Gutiérrez, presidenta de la Asociación de Comunicadores Sociales en La Habana, tiene muchas cosas buenas por decir de «Vida»; relata la historia de su primer acercamiento con emoción.

Mónica Alina

«Vida Estefani estuvo necesitada de encontrar un sitio para hacer las prácticas laborales antes de su graduación, en se tiempo era la directora de Capital Humano en el Instituto de Investigaciones en Fruticultura Tropical y le abrimos las puertas a ella. Desde ese momento conocí al proyecto y traté de aportar lo que podía. Actualmente, las asesoro en materia de comunicación para que todas las personas, ya sea desde las redes digitales como la radio o la televisión conozcan del quehacer de “Vida”», dijo en una entrevista para Muchacha.

Finalmente, Pinella Gutiérrez aseguró que «Vida» está transformando la comunidad de Vieja Linda — y todos los lugares a los que llega — y «eso es especial porque la transformación de la comunidad es lo que va a ser más provechoso para la transformación de la sociedad».

Páginas inconclusas

Isabel Navarro Caballero siembra, provee de alimentos a su casa, familiares y amistades cercanas; su hijo, también integrante de «Vida», pinta con trazos esperanzadores cada sueño tenido.

Estephani, la quinceañera, agradece el impulso del proyecto para desarrollar sus habilidades artísticas. Una madre llora de emoción al ver a su hijo bailando el vals en sus quinces años. Los diez adolescentes festejan mientras Natalia, aguerrida y jamás cansada, grita «¡se pudo, se puede y se podrá!

Algunas personas, mientras preparaba esta actividad, le aseguraron que era una «locura» llevar la idea adelante. Lo mismo pasó más de una década atrás cuando soñó con una Vieja Linda más sana, fuerte, empoderada. Hoy, aunque siguen luchando contra molinos de viento, se ríe de las preocupaciones pasadas y agradece la perseverancia.

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A las 6:30 p.m., Natalia me escribió preocupada: «el viernes después del encuentro del círculo de interés se levantaron dos situaciones, la ausencia total de condones y de íntimas. Ambas de gran preocupación para los/as adolescentes y jóvenes de nuestra comunidad. ¿Cómo darle solución?».

Varias son las interrogantes dejadas en el chat por esta líder. Varias son las respuestas que no la han conformado. Varias, también, son las noches en que ha dejado de dormir pensando en qué hacer, cómo, cuándo y todo por y para su comunidad.

Han transcurrido quince años, innumerables victorias, pero se equivoca quien piense que ya todo está vencido.

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